Sunday, January 07, 2007

Efímero

Por primera vez en mi vida estoy siendo testigo de lo que realmente es la evolución de una
persona, paso por paso, desde el nacimiento. Dos personas, en realidad. Uf, muy impresionante, mucho más de lo que esperaba. Bah, en realidad no esperaba nada, no sabía que esperar. En una de esas hasta me imaginaba algo así. Es inrecíble como de un día para el otro pasan de ser casi un feto a algo ya muy diferente, con muchísima más capacidad, y más cerca de lo que es un ser humano.
Desde el momento en el que nacen, ya desde el primer día, cómo viven dependiendo de su instinto, cómo apuntan hacia la mamá, hacia su teta alimentadora, hacia ese cuidado que de alguna manera ya saben que van a tener siempre. Siempre que se pueda, al menos. 
Pero de repente pasan de eso, al principio de la conciencia. Ya no sólo comen y duermen, sino que también abren los ojos, miran, rien, juegan, interactuan, tocan, muerden y prueban. Intentan, sobre todo. Siempre esta eso, la intención. Pasa también un tiempo entre que se ponen en posición y amagan, hasta que finalmente empiezan a gatear. Todo un esfuerzo, y por eso todo un logro. Y todo, todo eso pasa en cuestión de segundos. No imagino el día en que me despierte 
y Olivia ya sea una mujer, y me percate de eso aunque haya estado observando (cuánto pude, claro, por las distancias) la transformación día a día entre bebe y persona.
Tampoco puedo imaginar, si a mí me impacta así, cómo es que lo viven los padres. No creo que funcione muy distinto. De un instante al otro, ese hijo que nació siendo tan frágil y dependiente, ya es púber, e independiente, aunque probablemente sólo ellos (los padres) puedan seguir entendiendo que siguen siendo igual de frágiles. Aunque ya para entonces se alejan en vez de buscarlos, o los buscan alejándose. Pero no importa igual, porque eso también ya pasó, y lo que vino después lo mismo.
A ésta edad no creo entender mucho de la vida. Pero creo que hay que tener en cuenta siempre que todo se va a ir antes que nos demos cuenta, y si uno no aprovecha y lo aprecia o usa o lo que sea en el momento adecuado, en ese instante, se pierde. Y probablemente venga mucho más después de eso, pero nada se reemplaza. No?
Y no me vengan con carpe diem, que nada que ver.
Ja.