Sunday, June 03, 2007

Ya sentía esos nervios que me suelen agarrar en situaciones semejantes. Ella ya había cantado, y era el momento ideal para darle la rosa que con tanto miedo había comprado en la estación. Hubiese querido que sea blanca, pero no encontré, así que le compre una amarilla, porque roja me daba impresión, y esa que parecía artificalmente fucsia era horrible. Era la primera vez que compraba una flor en ésos términos, "Ahora espero que funcione" le dije a la florista. "Siempre funcionan", respondió. Y era mujer, había que creerle.
En fin, la charla estaba por llegar a su primer descanso. Nos íbamos a parar todos, con la intención de tomar un vaso de vino caliente, y de repente comer alguna masita. Yo, de alguna manera, iba a llamarla y darle el obsequio. "No toquen a la rosa, es lo que es" se escuchaba, y yo me reía por dentro. Y una mirada cómplice, y mucha ansiedad.

En eso, llega el intervalo, momento esperado. Y me paro. Todos se paran, en realidad. Alzo la vista, y la veo a ella. Parada, también. Tenía una rosa en la mano.

5 comments:

Puntitos said...

cuantas rosas puede tener una mujer en una mano?

creo que solo una...

tal vez a tu rosa le corresponda otra mano...




saludos!

Anonymous said...

Hola Guido! Muchas gracias por pasar por mi modesto blog! Muy bonito tu relato!
Torta?? =P Mmm..que rico! Y pensar que cuando era chica no me gustaba...
En fin..,espero que sigamos en contacto!

Saludines! =)

oyomepongoloco! said...

Rojo. La próxima que sea de un rojo furioso y que le tiemble la voz cuando canta.
Saludos. Oyom.



PD: Ah... me olvidaba: te odiamos, jaja. Un abrazo.

Anonymous said...

Ay, esa sensacion...!
Ay!

y coincido con los Oyomes (con lo del rojo furioso nomás, no ando de ánimos de buscar enemigos. Por lo menos hoy no. Jajajaja)
Saluets don rulo.
-Sole-

Teodoradorna said...

buaaaaaaaaaaaa, snif snif.
es que a veces las tortugas llegan tarde y los nortes se confunden o los asistentes son todos hombres.
abrazo