Tuesday, November 14, 2006

Pequeño holocausto

Al abrir la cortina, primero pasé la pierna derecha. Cuidando 
meticulosamente de no resbalarme, claro. Y en eso, agudizo la vista y lo veo. Ahí estaba, en el techo, como mirándome. 
Parecía querer saber cuál iba a ser mi reacción al verlo. "Maldito!", pensé. Pero empeoró la situación cuando 
me di cuenta de que no estaba sólo. A su lado había otro. Claro, nunca vienen de a uno. Permanecí inmóvil, observando y tratando de darme cuenta de qué es
lo que se debía hacer en una situación como esa. Atiné a pasar la otra pierna,
pero entonces veo un tercero. Y empecé a desesperar. Miles de pensamientos
pasaban, como torrentes, y de a poco fue apareciendo el temor. Comprendí entonces que eran muchos. Muchísimos; yo estaba 
en total desventaja, y enfrentarme a ellos mano a mano podía resultar desastrozo. Estaba completamente rodeado,
los había en el techo, en las paredes, sobre el marco de la ventana, en el espejo. Y me observaban. Haga lo que haga, estaban ahí, como esperando. 
Analizando, calculando, y totalmente detenidos. Por la distancia, no llegaba a ver sus ojos, pero lo sabía. No cabía otra posibilidad. 
Por algo era que estaban ahí. Me pregunté desde cuándo era que había 
comenzado todo eso y yo no me había dado cuenta. No
importaba, en definitiva. La cuestión era que en ese momento yo 
sabía qué estaba pasando, y, también, que algo era necesario hacer. Ahora, qué? Sabía que si me abalanzaba contra uno, los 
demás no tardarían en atacar. Era algo seguro, lo harían sin siquiera pensar. Y sin la más mínima piedad, claro. 
Y, como una ráfaga, me decidí: casi de un salto, salí, me vestí 
como pude, abrí la puerta, y la cerré apenas hube cruzado. 
En principio, ya estaba afuera, pero ellos seguían ahí, y no pude soportarlo.
Corrí al otro baño, tomé el Raid, y volví, a lo Terminator,
arma en mano. El trabajo fue rápdio, aunque no por eso menos sucio, y cuando terminé de envenenar el aire, volví a encerrarlos adentro. 

Después de unos minutos regresé, como lo hace todo quien mata, a la escena.
Efectivamente, estaban todos muertos. Ni uno había podido sobrevivir mi ataque, mi ira, o mi miedo. 




Basado en hechos reales, y escrito al ritmo de Amnesiac, Radiohead.

3 comments:

Miriam said...

ufff, me agarro la fobia che.
me encanta, que no digas qué son.
levantes la pierna...que digas ellos. los ojos...todo.
y el final y el titulo que explica el final.
metafora de muchos miedos,
Guido, anda a saber todo lo que uno termina matando hasta dentro de uno, con raid, con lo que sea, solo para no sentir miedo. tantos tipos de miedo...
me encanto, compañero.
me encanto.
ahora si que vamos a ver como me duermo no, ya son las 4,oo pero con esto, llego a las 6 seguro.
noooo, jaaa nada que ver.
miriam.

LaiLuZ said...

che, pseudo esposo, dónde estas?...I need you, beacose I`m very sad...
And only you give me peace and happines...

pd: perdón, pero no sé mucho inglés jeje...asi que seguramente cero sintaxis...

Io bisogno a te, perche io ho molto triste...E soltanto voi mi fare felice. (con rimita y todo me salió)...

(de italiano capito piú molto)

Gabriela said...

y derrepente como que no lo notas y se transforman, se metamorfosean para que no los notes, sutiles en el viento en un suspiro, apenas perseptibles, y ya no sabes para donde apuntar el raid, y mas miedo da!

Saludos!